“La Kabalah es la depositaria de los misterios ocultos desde el inicio de los tiempos. Su diversidad es exclusivamente la expresión de la infinita riqueza de la verdad única, lo cual no afecta a su unidad inmutable y trascendente”. Leo Shaya

¿Qué podemos entender por Tradición? Se considera Tradición la enseñanza que fué transmitida desde planos superiores al hombre en el origen de los tiempos.
La Tradición se refiere a aspectos de la existencia vivida como un modo de SER. Tradición es un modo de colocarse frente a la existencia que no depende del tiempo histórico en el que vivimos, ni de culturas ni razas, que ha sido, es y será. Es válida para todos los seres vivos y se transmite de forma inmutable.
Se habla de la Tradición de Oriente y de Occidente pero, para los que saben ver más allá de las apariencias, la Tradición es UNA. Nunca la Tradición puede ser origen de separatividad entre Dios y el hombre, y mucho menos entre los seres humanos, que siguiendo diferentes vías de autorrealización y de apertura de conciencia están inmersos (a veces sin saberlo) en la Tradición. Ella nos ofrece muchos caminos, muchas vías, todas ellas son ramas de mismo árbol que es alimentado y sostenido por la misma y única raíz.
Discutir sobre si una vía u otra, está o no dentro de la Tradición es una pérdida de tiempo, puesto que estarlo o no, no depende de la vía que se elija, sino de la conciencia con que caminemos por ella.
Podemos decir, ahora sí, que la Tradición puede ser entendida y vivida desde Oriente con su cultura y matices, y desde Occidente con todo su contenido Judeo-cristiano. La Tradición nos lleva de regreso a la casa del Padre. Para que el regreso sea un hecho, dentro de la Tradición existen muchas vías, todas ellas auténticas.
La Kabalah es una vía en lo más íntimo de la Tradición, vía de desarrollo y autorrealización, que habla de la unión que existe entre el Creador y su creación y sobre todo del hombre que fué hecho, según nos dicen los textos sagrados, a su imagen y semejanza.
Es fuente de inspiración para aquellos que buscan la Sabiduría interna, sea cual sea la religión que practiquen. La auténtica Kabaláh no es dogmática, sino que propone el camino de la “libertad”, que no es otro que el ser responsables de todos nuestros actos, pensamientos, sentimientos, etc…
La Kabalah, durante mucho tiempo estuvo relegada a grupos minoritarios dentro del pueblo judío y fue transmitida oralmente. Por ello se creyó que había desaparecido, aunque no fue así, solo permaneció oculta.
Se le atribuyen dos orígenes bastante diferentes entre sí. Hay una historia mítica y otra popular que explican cómo Dios la transmitió a la humanidad.
La historia mítica nos dice que cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, en ese instante, el arcángel Raziel, encargado de su expulsión les transmitió toda la enseñanza de la Kabaláh, para ayudarles a encontrar más fácilmente el camino de retorno y no perdieran sus vínculos con los mundos superiores.

La Tradición nos cuenta que los hombres se dedicaron más a las cosas de la tierra que a las del espíritu, perdiendo esos vínculos, y que sólo unos pocos no los perdieron, de este modo la enseñanza transmitida quedó olvidada. Por ello mucho más tarde la Divinidad estableció un pacto con Abraham en el que se incluyó la Sabiduría kabalística, Abraham transmitió toda la enseñanza a Isaac y Jacob, y de estos pasó a José. La historia cuenta que José murió sin transmitir la enseñanza. Gracias a que Abraham dejó algunos escritos, que había ocultado en una gruta, la enseñanza continuó entre los hombres. Estos escritos se conocen como Sefer Yetziráh, que siglos más tarde surgirían a la luz.

En vista que la humanidad había perdido de nuevo sus vínculos con el mundo del Espíritu, Dios consideró que debía volver a transmitir al ser humano la enseñanza, pero sólo cuando la humanidad, y sobre todo un hombre, hubiera alcanzado un punto de conciencia determinado y adecuado para recibirla. Este hombre fue Moisés, al cual le transmitió un saber exotérico: Los Diez Mandamientos, y junto con ellos también le transmitió otro esotérico: la Kabalah. Esta enseñanza la tenemos en los 5 primeros libros de la Biblia – Toráh, llamados Pentateuco, que han llegado intactos hasta nuestros días.

Existe otra historia popular, basada en los libros básicos de esta enseñanza llamados Sefer Yetziráh – Libro de la Formación, y El Zohar – Libro del Esplendor, en ambos se asienta toda la enseñanza kabalística.
El Sefer Yetziráh surge a la luz sobre el siglo VI después de Cristo. Se le atribuye a Rabbí Akiva, que vivió sobre el año 80 de nuestra era. Akiva fue un místico kabalista que transmitió en su tiempo la Enseñanza.
El Sefer Yetziráh habla del origen del Universo y de la enorme importancia que tiene el hombre dentro de este universo y también de la importancia de las 22 letras del alfabeto hebreo, como energías creadoras y como claves que permiten al ser humano comprender el universo en el que vive y su universo interno.
El Zohar es atribuido a Rabí Shimón ben Yojai, discípulo de Rabí Akiva. Cuando los romanos perseguían a los judíos y mataron a Rabí Akiva, Simón huyó y se escondió en una cueva, fue entonces cuando escribió El Zohar, basándose en las enseñanzas de Moisés. Este libro permaneció oculto durante siglos, apareciendo en el siglo XIII en la España medieval. Moisés de León fue el responsable de su nacimiento a la luz, ya que se cree que en algún momento los manuscritos escritos por Rabí Shimón ben Yojai llegan a sus manos, y Rabí Moisés de León decide ponerlos al alcance de los kabalistas de aquella época. De todos modos su origen es discutible e incierto.

Durante mucho tiempo poco se había sabido y hablado de la Kabaláh, hasta que en la España del S. XIII resurge con fuerza, sobre todo en Girona (Sinagoga de Isaac el Ciego), lo que permitió a un círculo cerrado iniciarse en ella. La Edad Media fue de gran desarrollo para la Kabalah, no sólo en España, sino también en toda Europa, y como resultado de la expulsión de España de los judíos por los Reyes Católicos, los kabalistas – sefardíes se instalan en Tierra Santa, concretamente en Safed. Pero podemos decir que el verdadero lugar donde la Kabaláh nace a la luz, es España (Girona, Toledo) y algunos lugares de la Provenza francesa.
Se puede tener dudas sobre los orígenes de la Kabalah. Sea como sea, lo cierto es que ha llegado hasta hoy, enriqueciéndose de las diferentes culturas de Occidente e incluso de Oriente. Lo grandioso es que ella siempre se regenera, no es estática, sino que es capaz de aglutinar en sí misma, sin contradicción de sus enseñanzas, cualquier clave que sea auténtica. Es una vía de desarrollo y conocimiento espiritual y personal, y esto es lo importante.
por Maricarmen-Rajel Blasco
(Instructora Grupo Emet-Barcelona – Portal Hinéni)