Los números de Pitágoras eran símbolos jeroglíficos por medio de los cuales explicaba todas las ideas relativas a la naturaleza de las cosas. Las principales figuras del simbolismo pitagórico son:
- El cuadrado
- El triángulo equilatero
- El punto en el círculo
- El cubo
- El triple triángulo (triángulo pitagórico)
Por otra parte los caracteres devanagari consta de dieciséis vocales y treinta y cinco consonantes con infinidad de combinaciones. Los caracteres devanagri, en que generalmente se escribió el sánscrito, contiene todos los elementos de los alfabetos herméticos.
La Qabbalah en cambio llama al alfabeto hebreo “las letras de los ángeles”, comunicadas a los patriarcas, de parecida suerte como los rishis recibieron de los devas los carácteres devanagari.
El libro de los Números dice que los caldeos hallaron sus letras trazadas en el firmamento por las “todavía no asentadas estrellas y cometas”; mientras que los fenicios atribuían su alfabeto sagrado a los entrelazamientos de las serpientes divinas.
El alfabeto hierático, o natar khari, de los egipcios así como su lenguaje sacerdotal se relacionan íntimamente con el antiquísimo “Lenguaje de la Doctrina Secreta“. Alfabetos como el latín, griego, hebreo, arameo, cirílico, copto y árabe son descendientes directos del alfabeto fenicio.
Los libros de Hermes son los más antiguos depositarios de la simbología numérica, en el ocultismo occidental. Segun ellos, el número diez es la Madre del Alma y en él se unen la Vida y la Luz. Según el sagrado anagrama Teruph del Libro de las Claves (Números), el uno (1) nació del espíritu y el diez (10), de la materia:”la unidad ha hecho el diez y el diez la unidad”; lo que equivale al conocido aforísmo panteísta: “Dios en la naturaleza y la naturaleza en Dios”.
Todos los seres, desde la primera emanación divina, hasta la más ínfima existencia atómica, “tienen su número particular, que de los demás los distingue y es fuente de sus atributos, cualidades y destinos”.
El azar es una progresión desconocida; y el tiempo una sucesión de números. De esta forma, siendo lo porvenir una combinación de azar y tiempo, puedan utilizarse para calcular el resultado de un suceso o el porvenir de una persona. Dice Pitágoras: Entre los dioses y los números hay una misteriosa relación en que se funda la ciencia de la aritmancia. El alma es un mundo autocinemático; el alma se contiene a sí misma y es el cuaternario, la tetraktys (el cubo perfeco).
Hay números nefastos y fastos, es decir, maléficos y benéficos. Mientras que el tres (3) es la divina figura o triángulo, el dos (2) lo repudian en cambio los pitagóricos, porque representaba la materia, el principio pasivo y malo, el numero de Maya, la ilusión. Al paso que el número uno (1) simbolizaba armonía y orden, el principio del bien, el número dos (2) experesó la idea contraria. Así empezó la idea del bien y del mal. Todo lo que es doble, falso y opuesto a la realidad única, era descrito como binario.
Por otra parte, el triángulo, una perfecta figura geométrica, ha gozado de gran predicamento en todos los países. Ni con una ni con dos rectas se puede trazar en Geometría una figura perfecta. Para ello se necesitan tres rectas, cuya conjunción constituye el triángulo o figura geométrica perfecta, la más sencilla. Simboliza lo eterno y la primera perfección.
Desde el punto de vista hindú, la Trimurti (la trinidad hinduísta) está personificada en el mundo de las ideas por la Creación (Brahma), la Conservación (Vishnu) y la Destrucción (Shiva), y en el mundo de la materia por la Tierra, el Agua y el Fuego (Sol).
El símbolo de la Trimurti es el loto, la flor que vive por virtud de la tierra, del agua y del sol. Como esta planta no crece en Palestina ni en Europa, ha sido reemplazada por el nenúfar o la azucena dentro del simbolismo cristiano.
Dentro del marco de la Qabbalah las 22 letras del alfabeto hebreo eran consideradas como una emanación o expresión visible de las divinas fuerzas inherentes al inefable nombre; el Tetragramma.
La Doctrina Secreta