A la disolución de nuestro cuerpo material, entregamos primero el cuerpo para ser cambiado, y la forma visible que portamos ya no es visible. Nuestro espíritu vital se entrega a la atmósfera, de modo que ya no opera en nosotros, los sentidos corporales retornan a sus propias fuentes, fusionandose con el universo y combinandose para hacer otros trabajos. Después ascendemos a la estructura de los cielos.
Estructura de los cielos
1a zona_Abandono (de) la fuerza que obra el incremento y el decremento
2a zona_Abandono (de) las maquinaciones de la astucia maligna
3a zona_Abandono (de) la lascivia (inclinación a los deleites o gozes carnales) por la que son engañados los hombres.
4a zona_Abandono (de) la arrogancia dominante.
5a zona_Abandono (de) la *osadía impía y la audacia temeraria.
6a zona_Abandono (de) la busqueda malavada de las riquezas.
7a zona_Abandono de la falsedad que aguarda a hacer daño.
Y entonces, siendo despojados de todo lo que fué concedido por la estructura de los cielos, ascendemos a la sustancia de la Octava Esfera, poseyendo ahora nuestro propio poder; cantamos himnos al Padre y se escuchan a los Poderes que se hallan por encima de la sustancia de la Octava Esfera.
Posteriormente ascendemos al Padre, nos entregamos a los Poderes y adquirimos Poderes de ellos mismos, entramos en Dios. Esto es el Bien; la consumación (perfección) para quienes han obtenido la gnosis
Corpus Hermeticum
*osadía:atrevimiento, audacia; impío:cruel, inhumano, falto de piedad)