La visión drásticamente limitada que tenemos de la vida impide creer en la muerte. Como a los europeos, incluso después del descubrimiento de América no creían de su existencia. -La Reencarnación, El Libro Tibetano de la Vida y la Muerte–
Los pensamientos auxiliares nos abren el camino para recordar, para llegar a ese punto de nuestra vida que todavía no sabemos que debe llegar.
Así, nuestro Hombre Auxiliar es una existencia distinta al Hombre de esta vida terrenal, es la impresión anímica y sensitiva. A través de su sensibilidad, percibimos lo que tiene que ver con nuestra Encarnación Precedente y ampliamos nuestra memoria presente para abarcar la de una encarnación anterior. En la encarnación actual recordamos con facilidad lo que ha participado de nuestros pensamientos anteriormente, sintiendo momentos en los que estamos presentes como pasado vivido, recuerdos o sensaciones como representación de lo que fue. Este Hombre Auxiliar se transforma en Impresión Anímica o del Sentimiento, y es así cómo la vivacidad de “recordar” un paisaje vivido en otra vida distinta a esta, es diferente de la primera impresión no vivida anteriormente.
Tras el paso por las diferentes reencarnaciones por un lado nos volvemos más perfectos gracias a los obstáculos superados, por otro nos volvemos más imperfectos por los dolores que hemos causado, ya que nos substraemos algo a nosotros mismos. Debemos encontrar la acción compensatoria que nos devuelve lo perdido para con nosotros mismos, hallar el medio que nos haga superar ese Obstáculo, adquirir fuerza para superar nuestros dolores y así, volvernos más perfectos. Es, el Hombre Sensato quien nos conduce a los que nos es más antipático; a superar esos dolores, a la vez, que nos ayuda a reconocer nuestra individualidad interior más elevada; nuestras alegrías y dones: por qué merecemos cada regalo de la vida, por haber superado los obstáculos de las vidas pasadas.
La ejercitación de los Pensamientos – Tercera conferencia 20.01.1912 Stuttgart
3trior 