El rastafarismo es una concepción del mundo basada en la tolerancia, la generosidad y una visión optimista del porvenir, tal y como lo indican algunos versículos del Holy Piby: “El amor hace la vida mucho más facil que el odio“, o bien, “Es mejor dar que recibir“.
El movimiento nace en Jamaica en la década de 1920, impulsado por un influyente líder negro, Marcus Gravey, precursor del panafricanismo y fundador de la asociación universal para la defensa del hombre negro. Este animaba a los descendientes de esclavos a regresar a su continente de origen para arrebatárselo al colonialismo blanco y recuperar así sus raíces.

En 1930 se corona Ras Tafari (Señor Temible) como rey de Etiopía, adoptando el nombre de Haile Selassie (Poder de la Santísima Trinidad). Los rastafaris lo consideraban descendiente directo del rey Salomón, aunque él nunca estuvo de acuerdo. En 1974 sufre un golpe militar y un año más tarde muere.

El rastafarismo es un movimiento cristiano que respeta la versión de la Biblia aceptada por los protestantes (la biblia del rey Jaime), aunque cuestiona numerosos pasajes al considerar que fué mal traducida en favor de los blancos. Por eso, utilizaban la Holy Piby, cuyo fin era probar que tanto Cristo como el conjunto de los hijos de Israel eran de raza negra. Este libro, escrito por Robert Athlyi Rogers, designa a los etiopes (en el sentido amplio de todos los africanos) como el pueblo elegido de Dios; aseguraba además, que la Holy Piby era una traducción directa del amárico, lengua semítica hablada en Etiopía.
La popularidad y crecimiento del movimiento rastafari es gracias a la obra de Bob Marley y la música reggae

La Holy Piby relacionaba a Halie Selassie con Cristo y señalaba a Marcus Gravey como su profeta, propone la destrucción de la “Babilonia blanca” y la unión de los israelitas negros en África, que es la verdadera Sión. Su mensaje no es de destrucción y venganza, sino de paz y hermandad.
Una de las peculiaridades del libro hablan de abstenerse comer carne, beber alcohol o vestirse con ropas caras. Siguiendo los votos nazarenos, no se cortan la barba ni el pelo, lo que es símbolo de la fuerza del león de Judá y rechazo a todo lo occidental. Los adeptos al rastafarismo consumen habitualmente marihuana, pues es la hierba sagrada que abre en el interior de la mente un canal directo de comunicación con Jah (Dios) lo que les permite acceder a la verdadera sabiduría.