
La enfermedad o disfunción de los órganos vitales de un organismo, representa para la sociedad tanto un proceso natural como las aberraciones de la naturaleza. Es indisposición, padecimiento, morbosidad y desazón. Asociada a un agotamiento o quebrantamiento orgánico pero también a la invasión, el exceso, la carencia, el trastorno, el desequilibrio y la corrupción. La enfermedad es en realidad una analogía somática del conflicto psíquico.
¿Qué es lo que permite crecer, reproducirse y manifestarse dentro de nuestro cuerpo a microorganismos, virus o tumores? ¿Qué parte de nuestra mente consciente o inconsciente lleva “por el buen camino” a las enfermedades en su desarrollo en nuestro interior? ¿Cómo nos vemos frente a la vida, nuestra capacidad de reacción ante el día a día o las adversidades, los conflictos y complejos internos o como nos reflejamos a nosotros mismos?
Emociones con las que nos autocalificamos, entre los valientes o cobardes, positivos o negativos, inteligentes o incapaces. Creamos o no, son ellas las que posibilitan el desarrollo de dolencias y enfermedades en cada uno de nosotros, a la vez que nos dan la oportunidad para mirarnos, analizar y reflexionar sobre su origen, nuestro modo de ver la vida y nosotros mismos.
El cuerpo humano es un organismo complejo, cada uno de los órganos que lo componen están directamente relacionados a sentimientos o emociones que más tarde podrían manifestarse como enfermedades o dolencias. La espalda, por ejemplo, es la estructura ósea que nos mantiene erectos y representa el sostén y el soporte de la vida, a la vez que nos proporciona protección frente a situaciones o personas.
La forma de vida y de transigir las situaciones, deriva a una postura que da información hacia el exterior sobre cada uno, ¿qué significa mi postura? Una espalda flexible indica flexibilidad mental y apertura mental, lo contrario a una espalda curvada, débil y sumisa frente a la vida o una rigida dorsal que se niega a ceder debido a su orgullo o tiene miedo a enfrentarse a situaciones-personas.
Un dolor de espalda oculta detrás una experiencia molesta o dolorosa que se quiere ocultar, como el avestruz, que esconde la cabeza bajo la tierra creyendo que lo que no ve, no ocurre. Gracias a la técnica del avestruz vemos nuestra incapacidad de mostrar las emociones bloqueadas, justamente estas que debemos liberar ya que están retenidas en los lugares doloridos. Aceptemos ver lo que nos molesta y expresarlo, para liberarnos asi del peso que hasta ahora llevabamos encima.
La enfermedad es una gran oportunidad para reflexionar sobre los aspectos de nuestras vidas que se encuentran en des-armonía. Nos refleja qué parte de nosotros mismos debemos curar.
nmt